7 de octubre de 2008

23 de septiembre de 2008

Rabi Akivá.

Cierta vez el Imperio Romano prohibió el estudio de la Torah.

Llegó de visita Papus ben Yehudá y encontró a Rabí Akiva que reunía a distintos grupos y les enseñaba Torah. Le dijo: Akiva, ¿es que tú no le temes a la Orden del Imperio? Este le contestó:

Te lo explicaré por medio de una fábula: Un zorro estaba caminando por la vera de un río y vio peces que corrían de un lado a otro. Les preguntó el zorro: ¿De qué estáis huyendo? Ellos le contestaron: Huimos de las redes que los hombres echan al agua. El les dijo: Por que no saltáis a la tierra de tal forma que ustedes y yo podamos vivir juntos así como han vivido nuestros antecesores. Ellos le contestaron:

¿Eres acaso tú el que llaman el más inteligente de los animales? ¡no eres más que un estúpido! Si nosotros tememos que nos pase algo en el elemento en que estamos acostumbrados, más peligroso aún será vivir en el elemento en el que hemos de morir.

Esta es nuestra situación cuando estamos sentados y estudiamos la Torah, que sobre ella está escrito: Porque ella es tu vida y la longitud de tus días (Devarim 30:20), si nosotros la hemos de negar será aun peor.

Se cuenta que después de un breve tiempo Rabí Akiva fue arrestado y echado a una prisión, y Papus ben Yehudá fue también arrestado y encarcelado junto a él.

Rabí Akiva le preguntó: ¿Papus quién te trajo aquí? Este le contestó: “Bienaventurado Rabí Akiva, que te preocupaste en el estudio” de la Torah ¡Ay de Papus que se ocupó sólo de cosas mundanas!

Cuando Rabí Akiva fue llevado a la ejecución, era la hora del “Shemá” y los romanos desgarraban su carne con pinzas de hierro este recitaba el “Shemá” recibiendo sobre si el reino de los cielos.

Le preguntaron sus alumnos: ¿Maestro hasta tal punto? Este les contestó: -urante toda mi vida siempre estuve preocupado por el versículo, “con toda tu alma”. Yo me preguntaba: ¿Cuándo tendré la oportunidad de cumplir con ese precepto? Ahora que tengo la oportunidad acaso no he de cumplirlo.

Y él prolongó la palabra "Ejad" (Único) hasta que expiró. Salió una bat kol y dijo: Bienaventurado Akiva que tu alma ha partido con la palabra “Ejad”.


Berajot 61b

10 de septiembre de 2008

Los Pilares I.

En el Pirke Abot.

Shimon el Justo.

Este Post es dedicado a un buen amigo.


Recientemente me encontraba con un amigo y conversábamos sobre el significado místico de algunas letras del Alef-Bet, y en nuestro estudio llegamos a la palabra “Pilar”, y de inmediato recordé las palabras que el Pirke Abot recoge de Shimon el Justo:

“Shimón el Justo era de los remanentes de la Gran Asamblea. Él solía decir: Sobre tres principios está fundado el mundo; sobre la Torá, sobre el culto y sobre los actos de benevolencia”.

Aunque de Él sabemos con certeza en que época vivió, conocemos que era uno de los miembros más jóvenes de la Gran Asamblea y que fue un gran hombre. El Talmud (Yomá 69a) nos dice que el Sumo Sacerdote Shimon el Justo, se puso a la cabeza de un grupo de Sacerdotes a caballo y les condujo ante Alejandro Magno, lo que causo a este tal impresión que de enemigo del pueblo hebreo se transformo en su protector.

Un antiguo poeta Judío de Nombre Ben Sira (cuyo texto solo conservamos en su traducción al griego), escribió sobre él:

Hablemos también del sumo Sacerdote Simón, hijo de Onías. Durante su vida reparó la Casa del Señor, en su tiempo se reparó el Santuario. Puso los cimientos de la segunda muralla y rodeó el Santuario con una fortificación. También en su tiempo se cavó el depósito para el agua, un estanque tan grande como el mar. En previsión de nuevas desgracias para su pueblo, fortificó la ciudad contra un eventual asalto. ¡Qué majestuoso se veía cuando salía de detrás del velo del Templo, rodeado de su pueblo! Era como la estrella matutina en medio de las nubes, como la luna llena en toda su plenitud; como el sol que ilumina el Templo del Altísimo, como el arco iris cuya luz transfigura las nubes; como el rosal en flor en primavera, como el lirio junto a la fuente, como ramas de un árbol oloroso en verano, como el fuego y el aroma del incensario, como un vaso de oro macizo adornado con toda clase de piedras preciosas, como olivo cargado de frutos, como el ciprés que se alza hasta las nubes. Así era Simón cuando subía al santo altar de los sacrificios, revestido con su túnica de fiesta y con sus preciosos ornamentos; su gloria centelleaba en el recinto del Santuario. De pie junto al brasero del altar, recibía de manos de los sacerdotes las carnes sacrificadas: sus hermanos formaban una corona a su alrededor como el follaje de los cedros del Líbano, o hacían un círculo en torno a él como troncos de palmeras. Entonces todos los hijos de Aarón, revestidos de sus ornamentos, iban a ponerse frente a la asamblea de Israel, llevando en sus manos la ofrenda del Señor. Simón ejecutaba en el altar los ritos litúrgicos y presentaba con gran dignidad la ofrenda al Altísimo, al Todopoderoso. Tomando la copa de vino, dejaba que corriera suavemente el jugo de la uva al pie del altar, como perfume agradable para el Altísimo, el Rey del universo. Entonces los hijos de Aarón lanzaban gritos de aclamación, tocaban las trompetas de plata forjada y hacían oír su sonido poderoso, como para llamar la atención del Altísimo. El pueblo entero de un solo golpe se echaba de bruces en el suelo: adoraban al Señor, al Todopoderoso, al Dios Altísimo. Los cantores lo alababan a voz en cuello: era una inmensa y dulce armonía. El pueblo suplicaba al Señor Altísimo y se mantenía en oración delante del Misericordioso, hasta que se acababa el homenaje al Señor y se terminaba la liturgia. Entonces bajaba del altar y extendía sus manos sobre la asamblea de los hijos de Israel: bendecía con sus labios al Señor y pronunciaba con toda solemnidad su Nombre. Y el pueblo se prosternaba de nuevo para recibir la bendición del Altísimo.

Y muchas anécdotas nos cuenta la tradición sucedieron con respecto a él, y en el curso de sus cuarenta años en los cuales ejerció su ministerio en el cargo de Sumo Sacerdote, pero volvamos a sus palabras, tres pilares, esta máxima tiene valor universal, parece que ningún otro hombre pronunció una máxima de tanto alcance, puesto que el origen, la meta final, y la existencia del mundo están contenidos en este enunciado.

La Torah, El mundo fue creado para estudiar y difundir la Torah, para publicar la existencia del Creador por medio de la Tefilah y para poder hacer bondad, por ello ocupa el primer lugar de las tres.

Comenta el Talmud con respecto a la creación del Mundo: El sexto día fue recalcado con lo que se denomina “Hei Hayedia” (el día por excelencia), ya que el sexto día de la Creación se relaciona con el día 6 de Siván, día en que el pueblo de Israel recibiría la Torá en el Monte de Sinai y al que el Creador le antepuso la advertencia de que si el Pueblo de Israel no aceptara la Torah (después que todos los demás pueblos la rechazaron, con diferentes excusas) el Mundo se destruiría, pues el Mundo sin Torah seria como un instrumento sin manual, ya que el Mundo fue creado sobre la base de la Torah y para la Torah.

La Torah al no ser un efecto sino la razón de la Creación, no depende de la misma ni de su tiempo lo que le da su aspecto eterno e incambiable, los tiempos cambian, las generaciones se continúan, las cosas desaparecen pero la Torah perpetúa (para profundizar en esto vallan a los post La Torah y La Cadena de la Tradición y vuelvan)

Estudiar la Torah es una mitzvá específica ordenada por la propia Torah, de la cual todos somos responsables.

El Talmud relata que una de las preguntas formuladas al alma del hombre en el mundo venidero será. ¿Kavata ítim la Torá? "¿Has establecido tiempo para la Torá?"¿Dedicaste dos o más noches por semana a estudiar? ¿Pasaste los sábados por la tarde con un volumen de Torá? Cierto, estás muy ocupado y tienes otras preocupaciones. Pero ¿no pudiste "robar" (Kavata puede tener, también, este significado) un poco de tu tiempo de tu vida social y de negocios para dedicarlo a estudiar la Torá? Las palabras hebreas Kavata itim la Torá, podrían ser literalmente traducidas como "¿fijaste tiempos para la Torá?

Casi siempre escuchamos “La Torah debe adaptarse a los tiempos que corre” Muchos sostienen que la Torah y sus enseñanzas deben ser modeladas y modificadas de acuerdo con las condiciones modernas y ajustarse a la época actual.

El propósito del estudio de la Kabalah es precisamente todo lo contrario, modelar los tiempos conforme a la Torah, transformar nuestro medio hasta que se asiste a las enseñanzas divinas; elevar las condiciones prevalecientes al nivel de la Torah, en lugar de bajar las enseñanzas de D-s a los niveles corrientes, esto es fijar tiempos para la Torah.

Sobre el Culto, no es que Hashem necesita ser publicado, Di-s es Omnisapiente y Omnipresente, nada Le falta (Sefer Avodat HaKodesh), Así que no podemos decir que Él precise de ni nuestras oraciones, ni de nuestras alabanzas. Acerca de las verdaderas “alabanzas” hablaremos más adelante.

El humano se relaciona con sus hechos; de la misma manera que las pinturas definen al pintor, el rezo, el contacto con Hashem, la dependencia, definen a la persona.

“Más de lo que la ternera quiere mamar de la vaca, quiere la vaca dar de mamar a la ternera”, con esas palabras nuestros Sabios definen la relación entre el maestro y su alumno, asimismo podríamos determinar el deseo del Creador de agraciarnos con Su bondad. Rabí Moshé Jaim Luzzatto mas conocido como Ramhal en su obra Dérej Hashem dictamina que la persona fue creada para reconocer a su Creador y agradecérselo.

El “servicio de D-s” fundamental que podemos realizar en la actualidad, es la plegaria. A través de ella el hombre puede estar en comunión con el Todopoderoso, sentir verdaderamente su presencia y elevar su alma hasta los más altos niveles.

El vehículo para el logro de todo esto es el texto de nuestras oraciones: estas son las sagradas palabras de los profetas y los Salmos, los cuales contienen una inagotable riqueza de significado e inspiración, todo estudiante de Kabalah entiende esto.

Rabí Jaim de Volozin, discípulo del Gaón de Vilna, señala que la plegaria tiene una función trascendente de proporciones cósmicas: unir el mundo inferior con el mundo superior. En ese misterioso dominio del ser esencial que rodea la estructura espiritual del universo, hay consideraciones que requieren una relación dinámica entre nuestro mundo de apariencia y el mundo del ser puro.

La Torah es el canal a través del cuál tiene lugar el movimiento del Cielo hacia la Tierra. En la plegaria tenemos el movimiento inverso: las aspiraciones humanas se elevan desde las esferas inferiores hacia las superiores.

Si ésta es la función vital de la plegaria y sus componentes las inspiradas expresiones de nuestros profetas, cuán presuntuosas e ignorantes resulta para cualquier grupo de hombres, guiados por un positivismo superficial por una parte, y ciertos cánones racionalistas del siglo XIX por la otra, suprimir, distorsionar y alterar arbitrariamente nuestras plegarias tradicionales.

En hebreo, la palabra Tefilá deriva de la palabra palel, que significa “unión” Tosafot en Pesajím 5:9. Rezando, el justo se conecta con Di-s (según el grado de sentimiento del alma y su poder de comunicación) Esos factores determinan la “cercanía” del nexo entre uno y Di-s.


Más bien, las palabras de alabanza que recitamos del Sidur sirven para recordar al judío que es Di-s, nuestro Padre y Rey, quien concede nuestros deseos. Tal como un súbdito alaba al Rey antes de formular un pedido, así también el judío inicia la plegaria formal con la alabanza apropiada de Di-s Berajot 30a.


Para el Justo, la plegaria es el nexo más cercano que él o ella tienen con Di-s. La plegaria puede alterar el curso de la vida de la persona, acercar más al Justo a su Creador, y proveernos de nuestras necesidades y deseos.

La plegaria es un maravilloso regalo de Di-s.

No había aún árbol alguno en la tierra v ninguna hierba germinaba todavía porque Ha-Shem D-os no había enviado lluvia sobre la tierra y no había hombre que la labrase (Gén. 2,5)

Este versículo describe el estado de la tierra en el sexto día antes de la creación del hombre. Aunque la tierra “se cubrió de vegetación” en el tercer día (ibíd. 1:12), esta se mantuvo apenas por debajo de la superficie y no emergió hasta el sexto día. ¿Por qué? Porque D-os no había enviado lluvia sobre la tierra. Y sin lluvia no puede haber vegetación. La razón por la que no envió lluvia fue porque no había hombre que labrase la tierra, nadie que apreciara la necesidad de la lluvia. Pero cuando Adam fue creado, reconoció que la vida (vegetación) no podía sobrevivir sin ella. Oró y la lluvia cayó, haciendo que los árboles y la vegetación brotaran (Rashí)

El mundo comenzó con una oración en seis días D-os creó y moldeo las maravillas, del cielo y de la tierra y la abundancia de esto, sin embargo. Todo se mantenía dormido, congelado y sin desarrollo hasta que hubo oración.

Ya’akov era un poderoso guerrero, aunque sabía que D-os y no el hombre hace la guerra. El arma más potente del hombre es la oración. En su lecho de muerte, Ya’akov contaba que conquistó Shejém be-jarbí ub-kashtí.., “con mi espada y con mi arco” (Gén. 48,22), lo cual el Tárgum Onkélos interpreta como bitzlótí u be ba'utí.., “Con mi oración y con mi súplica”.

El Maharál en su Gúr Arié explica que la oración del justo es parecida a una “espada” que “atraviesa” el mundo superior e inferior. La oración es parecida a un arco porque así como el vuelo de la flecha depende de la tensión ejercida sobre el arco, de igual manera, la efectividad de la oración depende del grado de concentración e intención de la persona.

Nuestros Sabios comparan la plegaria con la “escalera de Ya’akov “ en la Biblia (Zohar I, 149b.) Pues tal como la escalera se extendía desde la tierra hasta los cielos, así también la plegaria lleva al judío más allá de sus asuntos terrenales y eleva un espacio de su tiempo a empeños más celestiales.

En su excelso más nivel, por supuesto, el alma desea una unión absoluta con Di-s, incluso al grado de abandonar el cuerpo. Se cuenta la historia del Rebe jasídico que cada mañana, antes de sus plegarias, se despedía cariñosamente de su amada esposa y familia, pues temía que su alma ascendiera a las esferas supremas. Contenta de estar allí, ¡bien podría rehusarse a volver a la tierra! (Historias Jasídicas)

Claramente, el judío término medio no alcanza niveles tan elevados inmediatamente. Comienza escalando hacia arriba desde abajo, abriéndose camino hasta la cima. Lo hace, en primer lugar, meditando acerca del significado literal de las palabras de la plegaria.

Examinando nuestras plegarias diarias, encontramos que consisten de tres elementos:

1) Alabanzas al Todopoderoso.

2) Pedidos por nuestras necesidades diarias.

3) Agradecimiento por la generosidad de Di-s.

Estos componentes constituyen plegaria del judío.

Pero surgen preguntas: si de hecho el Justo cree que todo viene de Di-s, ¿por qué debe pedir por sus necesidades en la plegaria? El Creador ciertamente conoce nuestras necesidades. En segundo lugar, ¿qué beneficio deriva El de nuestra plegaria humana? ¿Cómo pueden nuestras palabras dar a Di-s cualquier medida de satisfacción?

El Talmud afirma que cierto hombre justo concluía siempre sus plegarias con las siguientes palabras:

”Di-s, Tú sabes qué es bueno para mí y mi modo de vida. No he venido a informarte de mis necesidades o para llamar Tu atención a ellas; más bien, para que yo me dé cuenta de cuánto dependo de Ti...” Citado en Jovat HaLevavot, Shaar Jeshbón HaNefesh.

La respuesta es que Di-s Mismo no requiere de nuestros recordatorios. Más bien, es nuestro deber rezar para que nosotros mismos recordemos a nuestro Creador y cómo todo surge de Él.

Si Di-s nos otorgara cada una de nuestras necesidades sin la plegaria, podríamos pronto llegar a creer que nuestras bendiciones de subsistencia, salud y felicidad, son el resultado de nuestros propios esfuerzos humanos. Por lo tanto, rezamos para tomar conciencia de nuestra dependencia de Di-s para nuestro bienestar espiritual y material; Pues Él es la genuina fuente de todo lo que recibimos en la vida.

Sobre los actos de benevolencia (guemilut jasadim) El mundo fue creado por la bondad Divina como dijeron nuestros Sabios.

En el Principio de la Creación está escrito “Creó El Omnipotente (Elohim)”, la Torah usó el denominativo Omnipotente (Elohim) en su aspecto estricto de la justicia, donde no había lugar al perdón ni al arrepentimiento, pero de inmediato cambió la Divinidad su nomenclatura por Hashem (Señor Eterno) ya que la Creación no pudo soportar la justicia inmediata e intransigente de la Verdad.

La medida del comportamiento de la persona es considerada por Hashem: “Midá kenegued Midá”; nos considera según cómo consideramos al prójimo, por lo que la bondad con el prójimo es la llave de la existencia: Olam Jésed Yibané (al Mundo, la Bondad lo construyó).

Debemos saber diferenciar entre la Bondad y la ayuda, ya que en muchas ocasiones la ayuda al prójimo es obligatoria, como señala el precepto de la Torah de ayudar a levantar al animal que sufraga bajo el peso de la carga o la ayuda que estamos obligados dar a nuestro hermano necesitado, que en otros pueblos es denominada limosna, o ayuda, pero en la Torah es denominada Tzedaká “Justicia”, pues quien da a su hermano necesitado está haciendo lo justo y no lo bondadoso.

El Talmud comenta de un gentil que le pregunto a Rabí Akiva si Hashem ama a sus criaturas, a lo que le respondió que lógicamente como un padre ama a sus hijos, Hashem ama a sus criaturas, a lo que criticó el gentil que un padre hace todo lo posible por el bienestar de sus hijos y si es cierta la comparación ¿por qué hay pobres en el mundo?, a lo que le respondió Rabí Akiva: Más de lo que necesitan los pobres de los ricos, necesitan los ricos de los pobres.

La Tzedaká enriquece al que la da no solamente económicamente, como le comentó Rabí Yohanán a su sobrino: Tehaser kédei she Titasher (Diezma para enriquecerte), sino humanamente enriquece la oportunidad de dar. Qué triste sería el mundo en la condiciones de los habitantes de Sodoma y Gomorra, que no permitían la bondad en sus tierras. ¡Más recibe el que da, que quien recibe!

El propósito de la Torah en nuestra vida diaria es el de trasladarnos a un plano mas elevado. A través del estudio de la Torah aumentamos nuestro conocimiento, ampliamos nuestros horizontes mentales, extendemos las fronteras de nuestra comprensión. La avodá gobierna nuestra relación con D-s. Nos hace darnos cuenta de la presencia del Todopoderoso y de nuestra dependencia de El. La guemilut jasadim regula nuestra relación con el prójimo.

En esta área se nos en enseña el significado de justicia, rectitud y compasión, y aprendernos, además cómo:

Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Referencias.


Jovat HaLevavot, Shaar Jeshbón HaNefesh.

Derej Hashem.

Zohar.

Talmud, diversos tratados.

Comentarios de las parashat del Rabino Shlomó Wahnón.

Pirke Abot. Comentario del Rabino A. Amselem.

18 de marzo de 2008

Los Deberes del Hombre en el Mundo

Los Deberes del Hombre en el Mundo
Por Rabí Moshé Jaim Luzzatto

El principio de la devoción y la raíz del servicio íntegro son el esclarecimiento y la verificación en el hombre de sus obligaciones y el saber hacia dónde debe dirigir su objetivo y esfuerzos en su labor cotidiana.

Nuestros Sabios indicaron: "El hombre fue creado para deleitarse en el Eterno y disfrutar del resplandor de Su santidad", pues es el placer auténtico y la satisfacción más intensa posible de encontrar. El lugar verdadero de esta quietud es el Mundo Venidero, pues fue creado con la preparación necesaria para tal fin; pero el sendero para alcanzar nuestro objetivo es este mundo, como declararon nuestros Sabios: "Este mundo es el pasillo hacia el Mundo Venidero" (Avot 4:21), y los medios para llegar allí son los preceptos que nos ordenó el Eterno y el único lugar para cumplirlos es este mundo.

Por lo tanto, el hombre fue colocado en este mundo desde un principio para que a través de los preceptos logre alcanzar su lugar en el otro mundo y disfrutar allí de los beneficios aquí adquiridos, como lo afirman nuestros Maestros: "Hoy para cumplirlas (mitzvot) y mañana para recibir la recompensa" (Eruvín 22a).

El análisis demostrará que lo único realmente perfecto es apegarse al Creador, como solía decir el rey David: "Y yo en las cercanías de HaShem hallo mi bien" (Salmos 73:28) y "Sólo una cosa pediré al Eterno, habitar en Su casa todos los días de mi vida..." (Salmos 27:4). Ese es el único bien y todo lo demás considerado benéfico por el hombre no es más que vacío e ilusión.

Para que el hombre pueda merecer dicho beneplácito deberá trabajar y concentrar sus esfuerzos en ello o sea, que intente apegarse al Creador a través de sus actos (mitzvot) cuyo resultado será en consecuencia lo antedicho.

He aquí que el Eterno colocó al hombre en un lugar donde existen muchos factores que lo alejan de Él, que son los deseos terrenales que inclinándose tras ellos se alejará del verdadero bien, encontrándose en medio de una gran batalla; ya que todo en este mundo, lo bueno y lo malo son pruebas para él, por una parte la riqueza y por la otra la pobreza, como dijo el rey Salomón: "Por si me saciare y negara al Rey, diciendo: ¿Quién es el Altísimo? No sea que me empobrezca y robe..." (Proverbios 30:9).

Por una parte, el sosiego y por la otra el sufrimiento de manera que es furiosamente atacado por todos lados. Si logra vencer se convertirá en un hombre íntegro merecedor de unirse al Creador, saliendo del pasillo para entrar en el Palacio y allí disfrutar de la luz eterna.

En la medida que venza sus instintos y pasiones y se distancie de los factores que lo alejan del bien y trate de unirse al Todopoderoso, lo logrará y se regocijará en Él.

Al profundizar en este asunto verás que el mundo fue creado en función del hombre. En realidad, éste se enfrenta a una gran decisión; pues si se inclina tras este mundo alejándose de su Creador, se corrompe, y el mundo junto a él; pero si se autocontrola uniéndose a Él y utiliza el mundo sólo como ayuda para su servicio Divino, se eleva a él y al mundo.

Pues todas las criaturas se enaltecen enormemente cuando sirven a un "Hombre Íntegro" consagrado por el Altísimo. Es como dijeron nuestros Sabios acerca de la luz que guardó el Hacedor para los justos: "Cuando vio el Eterno la luz reservada para los justos se alegró" (Jagigá, 12a), pues está dicho: "La luz de los justos regocija" (Proverbios 13:9).

Con respecto a las "piedras del lugar" que Jacob tomó y colocó bajo su cabeza, dijo Rashi: "Esto nos enseña que éllas (las piedras) se juntaron en un lugar y cada una exclamaba: "sobre mí posará el justo su cabeza" (Julín, 91b).

Sobre este particular resaltan nuestros Maestros en el Midrash Kohelet: "Considera lo que hace el Eterno...." (Kohelet Rabbá 7:28). Cuando el Eterno creó al primer hombre, lo tomó y le mostró todos los árboles del Paraíso, y le dijo: "Observa mi obra, cuán bella y digna de elogio es, y todo lo que he creado lo he hecho por ti, atiende, pues no corromperás ni destruirás Mi mundo" (Kohelet 7:13).

En resumen, el hombre no fue creado para su situación este mundo, sino para la del Mundo Venidero, ya que su vida aquí es sólo un medio hacia su objetivo final.

Existen numerosas máximas similares de nuestros Maestros asemejando este mundo al lugar y tiempo de preparación y al Mundo por Venir como consecuencia de lo anterior el lugar de descanso y disfrute.

Entre ellas se expresan las siguientes: "Este mundo se asemeja a un pasillo..." (Avot 4:21); "Hoy para cumplirlas y mañana para recibir la recompensa" (Eruvin 22a). "Quien se esfuerza en la víspera del Sábado, comerá durante éste". "Este mundo se asemeja a la orilla y el Mundo Venidero al mar" (Kohelet Raba 1:36).

En realidad, ningún ser racional cree que la finalidad de la creación del hombre es su vivencia en este mundo, porque ¿quién está realmente feliz y contento en él? Como dice el versículo: "Los días de nuestra vida son setenta, y en pleno vigor ochenta, en su mayoría son trabajo y pujanza" (Salmos 90:10).

Cuántos tipos de sufrimiento, enfermedades, dolor y preocupaciones y después la muerte. Encontrarás uno entre mil a quien el mundo le haya producido verdadera satisfacción y sosiego, y aunque a los cien años llegara morirá y desaparecerá de éste.

Aún si el hombre hubiese sido creado únicamente para este mundo, entonces no habría sido necesario insuflar en él un alma tan preciada y elevada, haciéndolo superior a los propios ángeles; más aún considerando que ésta no halla satisfacción alguna en los placeres terrenales.

Dice el Midrash (Kohelet Rabbá): "Y aún el alma no se saciará". Es una parábola que compara a un plebeyo que desposó a la hija de un rey quien aún ofreciéndole todos los bienes del mundo no la satisfará. Porque ella es la hija de un rey.

Igualmente sucede con el alma, aunque se le brinden todas las delicias del mundo no las valorizará, pues ésta proviene de las alturas. (Kohelet Rabba 6:7). Así dijeron nuestros maestros: "Contra tu voluntad fuiste concebido y a pesar tuyo naciste" (Avot 4:29).

Así el alma no gusta de este mundo, sino más bien lo aborrece. Por lo tanto, no habría creado el Hacedor una criatura con objetivos opuestos a la propia naturaleza y abominados por ella.

Entonces, el hombre fue creado para su situación en el Mundo Venidero y por ello le fue dada esta alma, para que la sirva; pudiendo a través de ella recibir retribución en su debido momento y lugar con la finalidad de que el alma no aborrezca este mundo sino, por el contrario lo ame y desee.

Después de conocer esto, comprenderemos inmediatamente la grandeza que se nos ha impuesto mediante las mitzvot y la belleza del servicio Divino, pues estos nos conducen a la verdadera perfección que obviándolos no la conseguiríamos nunca.

Es sabido que el objetivo no se alcanza sino con la conjunción de los medios viables existentes y su resultado depende de la fuerza de dichos medios y su actividad. Y cuando llegue el momento cumbre, hasta la más mínima diferencia se reflejará en el resultado producido.

Es obvio entonces, que debemos ser sumamente precisos en el cumplimiento de los preceptos y el servicio Divino, igual que los que pesan el oro y las piedras preciosas por su valor, pues son resultado de la Verdadera Perfección y la concepción eterna no existiendo un concepto superior.

Aprendemos que la realidad del hombre en este mundo es únicamente el cumplimiento de las mitzvot, el Servicio a Hashem y superar las pruebas, y que las satisfacciones en este mundo sólo le servirán como incentivo y apoyo para lograr la tranquilidad y el reposo necesarios para dirigir su corazón al servicio impuesto sobre él.

Es conveniente que se dirija exclusivamente hacia su Creador, apartando todas sus ocupaciones sean éstas pequeñas o grandes, destruyendo todas las barreras que se interpusieran entre él y su Creador o sea, el materialismo y sus derivados hasta apegarse a Él como un imán al hierro.

Deberá el hombre aferrarse y perseguir sin cesar todo aquello que considere un medio para tal acercamiento y huirá de lo prohibido como del fuego como está dicho: "Correrá mi alma tras de Ti; Tu diestra me sostiene" (Salmos 63:9), puesto que ha venido a este mundo únicamente para ese fin o sea, lograr dicho acercamiento escapando de todo impedimento o perjuicio.

Después de conocer y aclarar en nosotros la realidad de esta regla debemos investigar sus detalles según sus niveles desde el principio hasta el final en el orden indicado por Rabí Pinjas hijo de Yair, en su expresión: "La prudencia, la agilidad, la limpieza de espíritu, la abstinencia, la pureza, la devoción, la humildad, el temor al pecado, y la santidad". A continuación, las explicaremos una a una.

Reflexiòn.

Un Agradecimiento muy especial a todos mis lectores, ya sobrepasamos las 1000 visitas hace ya un tiempo, saludos a los Estudiantes de Kabbalah de la Ciudad de Madrid, fue una muy grata sorpresa, recibí la llamada de nuestro amigo Orlando Toloza, un gran abrazo.

Después de unos días de ausencia, y aprovechando nuevamente una situación, reflexionemos…

Mi esposa y yo estamos viviendo alquilados y decidimos que era ya hora de adquirir una vivienda propia, las cosas están algo complicadas para conseguir una y hemos visto muchas, ya he perdido la cuenta, pero hace unos días logramos firmar una reserva (gracias al Eterno), y empezó nuestra carrera, papeles aquí, papeles allá, bancos, notarias…

Estamos muy alegres, pero el proceso nos ha producido gran stress, y particularmente a mi esposa, nacida en Nissan, mes, que históricamente, marca el exilio de los israelitas de Egipto, el comienzo del viaje de la esclavitud a la salvación, del cautiverio a la libertad. Digo esto para que recuerden que aquellos nacidos bajo el signo de Aries típicamente son poderosos, energéticos, vigorosos, pioneros, agresivos, progresivos, militantes y dominantes.

Todo este ímpetu, grandioso y esa fuerza tremenda para saltar obstáculos de una forma prácticamente testaruda, y muy contagiosa, mi esposa lo ha aplicado en este proceso que estamos viviendo, y yo la apoyo, porque para mi, mi hogar es mi fortaleza, pero ¿Por qué les cuento todo esto? En medio del cansancio de ambos, anoche después de salir del trabajo, nos dijimos cosas que primero uno no supo decir y segundo el otro no supo interpretar, y comenzó una batalla, que al final solo nos dio la oportunidad de Revelar el bien que estaba en esas palabras, por eso NO nos equivoquemos, no nos enganchemos, no perdamos, es mucho más fácil, como dice mi esposa, estallar en ira e indignación pero es mucho más difícil luchar la batalla interna contra nuestro ego y defectos (celos, inseguridad, resentimiento, dudas, y todo lo demás que me aleja del otro).

Estarán pensando, “El dice las características de su esposa, pero no dice las propias”, naci en el mes de Tammuz, bajo el signo de cáncer, y con esto doy una segunda reflexión.

A finales del mes pasado coloque una encuesta aquí en el blog que decía “¿Puede la astrología determinar el destino?” la votación fue “si” 100 %, profundicemos esto según la Torah.

En el capítulo 15,5 de Bereshit, Abram dice al Eterno: “¿Qué me darás, si no tengo hijos? El Señor lo condujo al exterior y le dijo: Mira el cielo y cuenta las estrellas, así será tu descendencia”.

Rashí explica este versículo diciendo: “Esto significa: sal de tu destino tal como está escrito en las estrellas; tú has visto en el estudio de los Astros, que no tendrías hijos”. (Ver también Zohar 90 b). Abraham veía en la Sabiduría de las estrellas (o astrológica) que no tendría hijos... El Santo bendito sé le dijo: “No medites sobre esto, sobre la ciencia de las estrellas, sino sobre el secreto de mi Nombre”.

El Arizal explica en su libro Etz Jaim (transcrito por su Discípulo Jaim Vital), que la astrología no Hebrea sólo llega a cierto nivel de las doce constelaciones o signos zodiacales, pero hay muchos niveles por encima de estos. El más alto de todos son las 12 permutaciones del Nombre de Di-s; sólo el pueblo Israel está conectado a este nivel. Al conectarse con él, tiene el poder de recrear (el Nombre Havaia significa "creación continua").

Por lo que se ve claramente que el hombre tiene dos destinos: el primero que procede de los Astros es el destino astrológico. El segundo procede de más arriba, del Nombre divino. Este es el verdadero destino del hombre, y su libre albedrío consiste únicamente en escoger uno u otro destino.

Abraham originario de Ur de Caldea, donde había estudiado Astrología, sabía muy bien que según su horóscopo, según su destino terrestre, no podía tener hijos con Sarah. Pero el Señor le dice que con la bendición que Él le da, podrá salir de su destino astrológico y ser Padre de una multitud. Esta bendición que recibe Abraham, es el secreto del Nombre del Señor, la semilla de la Kabbalah que se transmite de Maestro a discípulo. Esta bendición no depende de los Astros, no depende del Destino, procede de más arriba.

La Astrología es muy limitada. La Torah y el pueblo hebreo trascienden esta limitación de la astrología no hebrea. Cuando algo es trascendente, no anula su fuente abstracta, por el contrario, la trascendencia se produce al llegar a esa fuente.

Un fuerte abrazo, saludos.

27 de febrero de 2008

Frase de la Semana:

“Hay que tomar la libertad como una ley natural que se extiende hacia toda forma de vida, así como vemos morir a los animales cuando se les quita la libertad. Este es un testimonio fiel que la Supervisión General no acepta la esclavitud de ninguna criatura...
“…Sin embargo, antes de pedir la libertad, tenemos que asegurar que tenemos la capacidad de actuar libremente, con libre elección.

(Yehuda Ashlag, “La Libertad”).

24 de febrero de 2008

Desarrollar el Altruismo.

En el post Las formas de aprehender la Realidad. Mencionamos el termino “Altruismo”, allí dijimos: “La Torah nos enseña la forma correcta de relacionarnos con el deseo: Altruismo, es como pasar del deseo egoísta al altruismo”.

Altruismo es el afán de procurar el bien del prójimo aun a costa del propio. Únicamente a través de este gran esfuerzo la humanidad puede alcanzar la verdadera justicia y su armonía.

Altruismo es la cualidad de lo completo, la fuerza a través de la cual alcanzamos nuestra Esencia denominada en el lenguaje de Israel Hakadosh Barúj Hú, la suprema conciencia e identidad de toda la realidad en «donde» todos «somos Uno». Nuestra conciencia del Yo, Anojí, así como la de la Esencia, mientras permanecemos identificados únicamente con el ámbito material-sensorial nos son completamente ajenas, dado que conocer nuestro Yo y conocer la Esencia es lo mismo. Conciencia es la propiedad del alma de ir re-conociéndose en Hakadosh Barúj Hú, ya que «allí está» su origen e identidad.

Él es la Fuente Infinita de altruismo sin una pizca de deseo de recibir, ya que ¿de quién ha de recibir? Lo verdaderamente Infinito que hay en el hombre, el altruismo, no se manifiesta automáticamente, sino que está latente en nuestro interior aguardando que deseemos y logremos crear las condiciones adecuadas para revelarse. Esto es similar al talento con el cual nacemos. Cada niño viene al mundo con una potencialidad, lo que tiene para dar de sí, como la semilla que contiene en potencia todo el árbol y los frutos que a través de él surgirán.

Cuando la Torah es aprehendida de acuerdo a su mecanismo educativo, o sea sin distorsión, entonces alcanzamos el altruismo que logra activar el potencial humano, el talento para el bien. Cuando una cultura, una filosofía o una forma de vida genera una percepción parcial de la realidad, ignorando los valores espirituales, está destinada a desaparecer, ya que se basa en parámetros que no responden a la esencia humana. La auténtica naturaleza del hombre y la única forma de lograr la justicia es a través del altruismo.

Para que sea completo, el altruismo debe ser desarrollado en cada una de las tres áreas de interacción humana: con Di-s, con los semejantes (siendo la relación matrimonial su forma más personal e intensa) y con uno mismo.

Con respecto a Di-s, el altruismo implica la humilde sumisión a Su voluntad. Con respecto a la esposa, encontrar en el cónyuge el alma gemela predestinada y relacionarnos con el o ella a este nivel. Con respecto a uno mismo, significa refinar el carácter.

Nuestra conciencia diaria o habitual, de acuerdo a Kabbalah, es sólo una pequeña parte de la conciencia del alma, la que contiene niveles adicionales y formas de conciencia que en general no conocemos.

Se dice que estos niveles adicionales nos “rodean” o abarcan, ya que normalmente no está en nuestro focalizarnos en ellos, mientras que la conciencia normal o regular está “dentro” nuestro, denotando que podemos acceder a ella y controlarla en mayor medida.

Los niveles abarcadores son vistos como “superiores” y más “distantes”, ya que generalmente están más allá de nuestra captación o comprensión, mientras que los niveles internos son "inferiores" o más "próximos" a nuestro campo de alcance.

En general, los tres aspectos del esfuerzo espiritual requerido para cultivar el verdadero altruismo abarcan las tres grandes divisiones de la conciencia: la “conciencia abarcadora distante”, “la conciencia abarcadora cercana” y la “conciencia interior”. En Kabbalah se conocen con los términos en hebreo “or makif rajok”, “or makif karov” y “or pnimi”, respectivamente.


La Biblia usa cinco términos para referirse al alma, en Kabbalah aprendemos que son los cinco niveles de conciencia del alma: Cinco nombres tiene el alma y éste es su orden de lo inferior a lo superior: Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá y Iejidá.Shaar haGuilgulím, “El Pórtico de las Rotaciones del Alma”, tal como lo recopiló el Rabino y Kabbalista Jaím Vital según lo recibió de su maestro el Rabino y Sabio Kabbalista Itzják Luria Ashkenazi, conocido como el Ariz’al, lee el post Palabras del Rabino y Sabio Kabbalista Jaim Vital.

Dos de estos cinco niveles son “abarcadores”, que rodean desde el exterior y tres “internos”. Véase la figura.

El origen de cumplir la voluntad de Di-s es la devoción absoluta a Él, inherente al más alto de los cinco niveles del alma, la Iejida. Esta es la esencia simple de la conciencia, que no reconoce sino la realidad absoluta y todo abarcadora de Di-s.

En la práctica raramente somos conscientes de este nivel del alma, usualmente funcionamos en el contexto de los deseos y motivos de corto alcance.

Pero todos nuestros deseos se reducen en definitiva a la voluntad de existir (o de enriquecer o expandir nuestra existencia). Este deseo a su vez está basado en y permeado por el placer experimentado (o imaginado) al existir, que en si mismo está basado en la fe de que la existencia es real.

Por cuanto que la única realidad verdadera es Di-s, la Iejidá reconoce a Di-s como su fuente única de placer y el objetivo de su voluntad y deseos. Esto está subyacente en todos los pensamientos concientes. Por eso se dice que la Iejida siempre está revoloteando, “circundando” y motivando nuestra percepción conciente e influenciando a la distancia nuestro proceso de toma de decisiones.

La capacidad de reconocer nuestra verdadera alma gemela deriva de Jaiá, el segundo nivel del alma. Aquí es donde se manifiesta la sabiduría (jojmá) innata del alma. Está también normalmente fuera de la esfera de la percepción normal y sólo se revela ocasionalmente como destellos de entendimiento inspirados divinamente. Pero como penetra la mente conciente más frecuentemente que la Iejida, es descripta como rodeando más de cerca nuestros pensamientos concientes.

Aunque todo destello de entendimiento es una experiencia de nuestra Jaiá, es fundamental comprender que el alma de cada uno deriva de un origen común a todas las otras almas, como está dicho (Malají 2:10): “¿Acaso no tenemos todos un solo Padre?” El caso más personal de esto es el reconocimiento del alma-raíz que uno comparte con su esposa (Jaiá, como nombre propio, es la rectificación de Javá. Eva es la primera mujer, que recibió ese nombre (en lugar de Jaiá) a causa del pecado original. Jaiá es entonces un nombre genérico de la consorte espiritual verdadera en su estado de mayor perfeccionamiento).

El proceso permanente de auto rectificación y refinamiento del carácter incluye relacionarse con los demás con un genuino amor bondadoso y altruista, a la vez que se realiza el máximo esfuerzo por anular todo motivo egoísta o interesado. Este esfuerzo concentrado de la mente y el corazón involucra los tres niveles concientes interiores del alma, la Neshamá, el Rúaj y el Nefesh.

En particular, la Neshamá es el nivel de la mente (la inteligencia activa del alma); el Rúaj es el nivel del corazón (los atributos emocionales) y el Nefesh es el nivel de acción, en general y de los rasgos de comportamiento innatos, en particular.

A través del esfuerzo espiritual concentrado, uno puede refinar su habilidad de percibir la realidad verazmente y en profundidad, sensibilizar su corazón para reaccionar apropiadamente al fenómeno de la vida y adquirir una “segunda naturaleza” rectificada al llegar a la acción y el comportamiento.

Ahora, está el principio general que “cuando más elevada es una entidad, más bajo desciende” (Likutei Torah 2:34c). Por eso, hemos estudiado en Kabbalah que el nivel más elevado del alma, la Iejida, el origen en la conciencia de nuestro empeño en cumplir la voluntad de Di-s se manifiesta en mayor medida en el nivel más bajo, el Nefesh, a través del incremento individual de las buenas acciones.

El segundo nivel del alma, la jaiá, la perspicacia de reconocer la unidad esencial de todas las almas judías- se manifiesta en el segundo nivel más bajo, el rúaj, al rectificar nuestras emociones y aprender a relacionarnos con los demás con cariño.

Esto deja a la Neshamá como el eje central del alma.

Y, por cierto, el foco primario de nuestro esfuerzo espiritual respecto al alma es la Neshamá, que comprende el intelecto maduro y el poder de percepción de la aparentemente separada realidad. A través de la meditación concentrada, se puede entrenar la mente para percibir la realidad correctamente, tanto con respecto a ver la presencia de Di-s en el mundo, la Divina providencia, como a comprender a las demás personas y sus interrelaciones.

Mediante un esfuerzo espiritual concentrado, uno puede refinar su habilidad de percibir la realidad con profundidad y de verdad, sensibilizar su corazón para reaccionar en forma apropiada al fenómeno de la vida y adquirir una “segunda naturaleza” rectificada en el momento de actuar y conducirse. Nuestra percepción de la realidad refinada (Neshamá) dará origen a emociones rectificadas en el corazón (rúaj), inspirado por el jaiá, quienes a su vez motivarán el incremento continuo de las buenas acciones (Nefesh reflejando a Iejidá).

Bibliografia:

El misterio del matrimonio del Rabino Itzjak Ginsburgh.
La Esencia, el Infinito y el Alma. Rav. Zukerwar.


21 de febrero de 2008

Shma Israel. Sarit Hadad



Para mis alumnos del grupo Martes.


SHMA ELOHAI

Ksheh halev bocheh
rak elohim shome'a
Hake'ev ole mitokh haneshama
Adam nofel lifnei shehu shoke'a
Bitfila ktana chotekh et hadmama
Shma Israel elohai
ata hakol yakhol
Natata li et chayay
natata li hakol

Be'enai dim'a
halev bokhe besheket
Ukhshe halev shotek
haneshama zo'eket

Shma Israel elohai
akhshav ani levad
Chazek oti elohai
aseh shelo efchad

Hake'ev gadol
ve'ein le'an livro'ach
Ase sheyigamer ki lo notar bi ko'ach

Kshehalev bokhe,
hazman omed milekhet
Ha'adam ro'eh et kol chayav pitom
El halo noda hu lo rotze lalekhet
Le'elohav kore al saf tehom.


19 de febrero de 2008

Las formas de aprehender la Realidad.

“Cuatro Sabios «entraron» al (Huerto) PaRDéS: Ben Azái, Ben Zomá, Ajer (Elishá Ben Abúya) y Rabí Akiva…Ben Azái vio y murió, Ben Zomá observó y enloqueció, Ajer cortó las amarras, Rabí Akiva salió en paz”. Talmud Babli Tratado Jaguigá 14.2

Este es quizás uno de los pasajes más famosos y maravillosos del Talmud. Este tiene múltiples interpretaciones, sobre todo Kabbalísticas, y la mayoría de los estudios concuerdan en tomar esta cita como prueba que Rabí Akiva estudiaba los textos secretos esotéricos.

Querido lector, es fundamental destacar que nada de lo dicho a continuación debe ser tomado al pie de la letra ya que, sin duda, el texto sugiere niveles de comprensión que superan por completo los objetivos de este Blog, si te quedan dudas, o te generan inquietudes como siempre les digo, dejen sus comentarios. Pero si te pido que leas con detenimiento.

¿Por qué solamente Rabí Akiva logró entrar y salir en paz? En cuanto a los otros tres Sabios ¿por qué uno perdió la vida, el segundo perdió la razón y el tercero corto las amarras (perdió la comprensión superior abandonando el camino de la Torah)? Para descifrar estos interrogantes debemos saber previamente qué es el mencionado “PaRDéS”, y qué percibió cada uno de estos Sabios.

El vocablo PaRDéS פרדס significa literalmente Prado, Huerto. Este concepto, que aparece en diversos textos tradicionales, alude a las cuatro formas básicas de comprensión de la realidad, las cuatro formas básicas de interpretación de la Torah. 

Las letras de dicha palabra conforman cuatro perspectivas a través de las cuales comprendemos la Torah.

La primera inicial del vocablo PaRDéS, פרדס - indica el Pshat, lo simple, el relato literal de la Torah. 

La segunda inicial alude al פרדס Remez, insinuación, que le da una dimensión más profunda al relato, dado que los personajes, las situaciones y todos los detalles presentados por la Torah, inclusive las letras, nos transmiten un mensaje.

La tercer inicial פרדס nos indica el Drash que proviene del verbo exigir (לדרוש). Esta lectura encierra una búsqueda en la cual el hombre exige el significado interior que el texto quiere transmitir. 

La última inicial del Pardés פרדס nos indica el Sod, literalmente secreto. El Zóhar, uno de los libros fundamentales de la Sabiduría de la Kabbalah, define al Sod como causa, ya que quien conoce la causa conoce la consecuencia, es decir el “secreto”. El Sod nos revela los principios espirituales que rigen todos los ámbitos de la realidad.

Bien los cuatro Sabios Ben Azái, Ben Zomá, Ajer y Rabí Akiva nos indican cuatro formas generales de comprensión a que los hombres son proclives de arribar cuando quieren alcanzar la Plenitud de todo lo creado.

Ben Azái vio y murió… Este Sabio pensó que anulando la relación con el mundo material-sensorial el hombre alcanza el objetivo para el cual fue creado. 

La realidad material-sensorial es nociva cuando se transforma en un fin en sí misma, es decir cuando vivimos solo para ella, entonces se convierte en la fuente de todos los sufrimientos. En cambio, cuando la tomamos como un medio se transforma en el instrumento para que la Plenitud Infinita se expanda en todos los ámbitos de la realidad. Ve Contacto con lo Sagrado. Parte II.

Vivimos en dos mundos, en este y el futuro. Aún en este mundo (y estas afirmaciones anteriores son lo más simplificadas posible) vivimos en dos planos, el nivel inferior físico del cuerpo y el nivel superior y espiritual del Alma. Esto nos los enseña la Torah. Este plano material-sensorial, fue creado por D’os, todo lo que en él existe sirve como instrumento para descubrir y servir a D’os, la esencia de la Santidad es saber usar correctamente todo cuanto existe en el mundo según el plan de D’os. 

La Torah no nos pide anular el deseo, ya que el deseo es el recipiente para recibir la plenitud (sin él no podemos disfrutar) el deseo es nuestra cualidad esencial, y es nuestra esencia, es lo que nos guía, lo que nos hace funcionar, siempre estamos buscando satisfacer nuestros propios anhelos. Como escribió el Rav Ashlag, el hombre no mueve ni un solo dedo si no lo mueve un deseo interno. 

La Torah nos enseña la forma correcta de relacionarnos con el deseo: Altruismo, es como pasar del deseo egoísta al altruismo, esta es la Torah. 

Ben Azái obvió el potencial que surge al confrontarnos con el desafío de armonizar todos los planos y aspectos de la realidad, lo cual hace fluir la plenitud a toda la Creación.

Ben Zomá observó y enloqueció… Su intuición e imaginación fueron más poderosas que su discernimiento. Ben Zomá fue un Sabio que se dedicaba a analizar decenas de veces un concepto hasta comprenderlo en sus detalles e implicancias más recónditas. 

Es imposible que el hombre aprehenda intelectualmente la medida de todo, ya que la realidad del Kadósh Barúj Hú es infinita (Ein Sof). 

El verdadero conocimiento espiritual trasciende todo límite. El acceso a la realidad espiritual es posible únicamente cuando trascendemos el ámbito de lo mensurable. 

En el ámbito espiritual conocimiento es fusión en hebreo dvekút. Dvekút es lo que unifica al conocedor con el conocimiento y lo conocido. Para lograr la dvekút no es suficiente la especulación intelectual, es necesaria la vivencia, que se alcanza mediante el estudio de las leyes espirituales, la Torah, y la práctica de actos de bien: las Mitzvot. De esa forma el hombre recrea en su vida la Realidad Infinita.

Esto es similar al amor que para ser completo debe estar por sobre toda medida. Mientras medimos aún no hay amor, hay conocimiento. Sólo cuando trascendemos la medida llegamos a la entrega, al amor, que está más allá de todo límite. 

Entonces pasamos del conocer al ser.

Ajer perdió la comprensión superior abandonando el camino de la Torah… Elishá Ben Avuya, es su verdadero nombre, pero en el Talmud se le llamo “Ajer” (“el otro”) evitando de tal modo hasta la mención de su nombre, porque abandonó el camino de la Torah en busca de lo que él consideraba ir al encuentro de “la verdad”. 

Cuando el discernimiento es usado para justificar la debilidad humana en su manifestación negativa en lugar de superarnos en pos de lo completo, “el altruismo”, transformar nuestro deseo egoísta de recibir para si mismo, en el deseo de recibir para dar, perdemos el objetivo (de esto hablaremos más abajo). 

Este Sabio, influenciado por los griegos, no se sabe a ciencia cierta qué ideas lo conquistaron, tal vez el helenismo, quizá el dualismo o el hedonismo, pero realizó su discernimiento acorde al pensamiento filosófico basado en el intelecto, el cual se basa en adaptar las normas de conducta a las debilidades humanas.

En cambio, cuando actuamos en base a principios objetivos-Mitzvot, se activa armónicamente todo el potencial humano transformando el deseo de recibir inconsciente en voluntad consciente.

Mientras más justifiquemos intelectualmente nuestro egoísmo, mas lejos estamos del objetivo.

Rabí Akiva entró en paz, y salió en paz…Rabí Akiva logró la comprensión que nos permite armonizar la relación entre lo general y lo particular, el objetivo y la forma para lograrlo. 

Según la Kabbalah la función del pensamiento consiste en discernir entre nuestros deseos, previendo las consecuencias de nuestros actos.

Cuando pensamos no hacemos más que racionalizar nuestras necesidades, anhelos, deseos y en última instancia nuestra voluntad. Pero para tomar la decisión de concretizar o no nuestros deseos, cuándo y de qué forma, debemos confrontarlos a un objetivo. Sólo después de esto puede surgir la posibilidad de elegir y desarrollar la voluntad. 

El objetivo nos hace tomar conciencia de nuestro deseo y sólo así podremos generar la voluntad para canalizarlo correctamente. 

El deseo es innato e inconsciente, en cambio la voluntad es consciente y adquirida. 

El deseo en su forma instintiva es denominado por la Kabbalah “ratzón lekabel”, deseo de recibir, egoísmo. En cambio, a través del trabajo consciente en la Torah y las Mitzvot se lo puede transformar en deseo de dar, altruismo, en hebreo “ratzón lehashpia”.

Es decir que el cumplimiento consciente de los preceptos, moldean al hombre.

La voluntad y el deseo limitan o expanden la realidad de los hombres, ya que son ellos los que le dan al pensamiento el marco donde actuar y desarrollarse. 

Esto es determinante hasta tal punto que grandes Sabios, pueden quedar cautivados en diferentes ámbitos de la comprensión; limitando así su percepción de la realidad.

Los cuatro Sabios que nos describe nuestra tradición representan cuatro formas de comprender la Sabiduría de la Kabbalah y por lo tanto de aprehender la realidad, en donde sólo la cuarta conduce a la verdadera conciencia. 

Solamente en ese cuarto ámbito, el Sod (nivel de la Kabbalah), el hombre puede lograr la libertad; siendo que al aprehender las causas comienza a comprender las consecuencias, descubriendo así en todos los aspectos de la vida al Uno sin segundo, al Kadósh Barúj Hú.

Leíste.

Respóndete a ti mismo estas preguntas. 

¿Por qué solamente Rabí Akiva logró entrar y salir en paz? 

¿Por qué uno perdió la vida, el segundo perdió la razón y el tercero corto las amarras (perdió la comprensión superior abandonando el camino de la Torah)?

¿El mundo material-sensorial es un instrumento para alcanzar El Objetivo?

Si respondiste la pregunta anterior ¿Cuál es El Objetivo?

¿Qué es deseo?

¿Cómo se relacionan según la Kabbalah el Deseo y la Voluntad?


Bibliografía.

Adaptación basada en los textos:

La Percepcion Judia de la Realidad. Rab Jaim Zukerwar.

La Esencia, el Infinito y el Alma. Rab Jaim Zukerwar.

17 de febrero de 2008

frase de la semana.

"Rabbi Shimon Bar Yojai dijo: Todo lo perdona
El Santo Bendito Sea excepto Lashon hara"
Zohar, Shelaj 161

Contacto con lo Sagrado. Parte II.


El Alef-Bet. Sentir el Mundo Superior.

Hemos dicho en que el mundo fue creado con las letras. Si no has leído el post “El Contacto con lo Sagrado. Parte I.” haz click sobre el titulo, léelo y luego vuelve, es corto.

En el libro titulado “Shemoneh Essre” del Rabino Abraham Feuer encontramos un párrafo que sintetizaría lo que desarrollamos en el post “Contacto con lo Sagrado”: “El Alefato hebreo, las veintidós letras Sagradas son fuerzas espirituales profundas esenciales; la materia prima de la Creación” a través de estas canaliza la Luz hacia nuestro mundo.

En el Sefer Yetzirah, el patriarca Abraham describe como se utilizaron las letras Sagradas como agentes de la Creación. Este Sefer es muy antiguo y esta escrito en el lenguaje de Sefirot, Partzufim, es el primer libro de la Sabiduría de la Kabbalah, y una excelente herramienta para estudiarlo es el conocido comentario “Sefer Yetzirah” del Rav Aryeh Kaplan.

En la introducción del Zohar, escrita por el mismo rabí Shimon. Se encuentra el “Artículo de las Letras” llamado “Otiot De Rav Himmona Saba”. En él rabí Shimon explica la forma de cada letra, el atributo de cada una y por qué las letras tienen un cierto orden de Alef a Tav. También explica el propósito de tener letras intercambiables, porque las letras se conectan a una palabra de cierta manera, y cómo una palabra se torna en una cierta secuencia de acciones. Este fragmento del Zohar, está publicado en este blog exactamente debajo

Hay veintidós patrones por los cuales somos activados si sabemos cómo responder correctamente. Estas veintidós letras están en nosotros y responderemos correctamente cuando reconozcamos “la sabiduría de la dirección superior y supervisión de estas letras”

Leer las letras no es como leer una historia, sino que es necesario saber cómo adquirir sus veintidós atributos. Entonces, cuando una persona lee las palabras coloca sus letras internas sobre los símbolos externos y se incluye en el texto. Entra en la sensación del Mundo Superior, uniéndose y encontrándose con el autor en aquel lugar en donde el autor compuso una y cada letra del libro.

Un stop: Nótese que usamos el término “sensaciones” normalmente se refiere a las impresiones que las cosas producen por medio de los cinco sentidos. Pero a lo largo de la historia hemos descubierto que la percepción de la realidad a través de los sentidos no es suficiente y constantemente cometemos errores.

“Sentir” se refiere a Experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas, pero estas “sensaciones” de las que vamos a hablar en las próximas líneas no se refieren a las que percibimos a través de los sentidos.

Una persona que adquiere estos veintidós patrones o vehículos espirituales podrá leer el Zohar y experimentar las mismas sensaciones, las mismas impresiones que Rabí Shimon Bar Yojai sintió cuando estaba escribiendo el libro.

Cada Letra representa cierto atributo de un poder superior al hombre, o la respuesta del hombre a la Fuerza Superior. Cada una de las letras marca un cierto espacio en el cual yo puedo comprender el mundo que me rodea.

Para ganar la verdadera sensación de la Realidad completa, la cual está afuera del ámbito de nuestros cinco sentidos, nosotros debemos estudiarla correctamente. Entonces, cuando lo hagamos, y deseemos comprenderla, un nuevo y amplio mundo se abrirá para nosotros.

Este nuevo mundo se llama el “Mundo Superior” ó “Mundo Espiritual”; pronto comenzaremos a sentirlo.

Al llenar el alma de la Luz le da al hombre esta sensación del Mundo Superior. Esto significa que él puede vivir simultáneamente (sentir) en ambos, el Mundo Superior y el nuestro. Él une estos dos mundos en él. El estado en que se maneja completamente en nuestro mundo y corrige y llena su alma al nivel espiritual más alto, es llamado el Extremo de la Corrección de un Alma o simplemente el Extremo de la Corrección.

A través de la Sabiduría de la Kabbalah podemos estudiar el método para revelar los poderes de la Realidad en general; esas fuerzas que supervisan y administran la realidad entera.

11 de febrero de 2008

Frase de la semana.

El Rabí Yehuda Ashlag dijo: "Nuestro estado puede ser comparado al estado del hijo del Rey, quien fue puesto por su padre en un palacio lleno de toda clase de tesoros, pero sin la Luz necesaria para poder verlos. Entonces, el hijo se queda sentado en la oscuridad y solamente le falta la luz para poseer tales riquezas. Él incluso tiene una vela consigo (el Creador le envía la posibilidad de comenzar a avanzar hacia Él), como está dicho: 'El alma de un ser humano es la vela del Creador', uno solamente necesita encenderla por su propio deseo."

Sobre el mismo tema, añadió: "Aunque se dice que la meta de la Creación es incomprensible, hay una gran diferencia entre la incomprensión del hombre sabio, y la ignorancia del tonto.”

La Obra del Baal HaSulam.




Te invito a leer este post ampliado, haciendo click en la siguiente dirección:
http://oreinsof.blogspot.com/2010/06/la-obra-del-baal-hasulam-i-parte.html

El rabino Yehuda Leib Ha-Levi Ashlag (1885 - 1954) también conocido como Baal HaSulam (En Hebreo "Autor de la escalera") en referencia a su obra maestra.
Era un rabino ortodoxo nacido en Varsovia, en el imperio ruso, pertenecía a una familia de académicos conectados a los Tribunales Jasídicos de Porisov y Belz.
El Rabino Ashlag vivió en Jerusalén desde 1922 hasta su muerte en 1954.
Es considerado un gran Kabbalista, su comentario sobre el Zohar, “El Sulam” fue su principal trabajo, y “Talmud Eser Sefirot” es un texto importante de estudio para muchos estudiantes de la Kabbalah.
Talmud Eser Sefirot es una completa re-edición y comentario de las obras del siglo 16 del Rabino Kabbalist Isaac Luria, conocido como el Ari, Tzl. Se trata de una amplia exposición del sistema de los mundos, Partzufim y Sefirot, en el lenguaje científico de la Kabbalah que ha sido desarrollada por el Arí, Tzl.
Un extracto de la introducción de esta obra:
“Si escuchas con tu corazón una famosa interrogante, estoy seguro que todas tus dudas sobre si debes estudiar Cabalá desaparecerán sin dejar rastro. Esta pregunta amarga y justa la hacen todos los que nacen en esta Tierra: ¿Cuál es el propósito de mi vida?” Introducción al Talmud Eser Sefirot
Como uno de los principales textos Kabbalistas es especialmente único en su precisión en los detalles de la organización estructural y los procesos que ocurren en los mundos superiores. Es un libro de texto, completo con sus comentarios, una sección en cada capítulo dedicado a un examen más a los comentarios, las definiciones de los términos, preguntas y respuestas, una introducción aclarando cómo estudiar Kabbalah en la forma correcta, y también Prefacio y un resumen de todo el texto.
Su otra obra maestra fue su comentario sobre El Zohar, El Sulam, que le valió el nombre de "Baal HaSulam" como dijimos al principio. Este monumental trabajo le llevó diez años en completarse, fue escrita entre los años 1943 y 1953. Y en él se incluye una traducción de El Zohar del arameo al hebreo, así como una extensa interpretación.
Otra publicación es el cuaderno de Yehuda Ashlag, publicada por su hijo y discípulo, Barúj Ashlag, titulado Shamati, contiene más de doscientos artículos que han sido copiados de las lecciones y conversaciones de Yehuda Ashlag.
Barúj Ashlag mantuvo este bloc de notas con él en secreto, hasta que en su lecho de muerte, en 1991.