26 de diciembre de 2011

Enseñanza de la Semana


La ley de Dios fue dada de tres maneras- dice un sabio.
En el agua, en el fuego y en la soledad del desierto.
En el agua, porque dice el libro de Shofetim:
-“Las nubes gotearon agua" (Shofetim 5:4).
En la soledad, porque leemos:
-“El Sinaí estaba todo en humo” (Shemot 18:19).
En al soledad, porque leemos:
-"Dios habló a Moshé en la soledad del desierto” (Bamidbar 1:1).
La razón es que tal como estas tres cosas, agua, fuego, soledad, se dan sin costo a los hombres, así también las palabras de la ley han de ser dadas sin costo alguno.
Otra razón; todo aquel que no se hace descuidado de sí mismo como el desierto, no puede adquirir la sabiduría y la Torá.
Bamidbar Rabá  1:7

19 de diciembre de 2011

Enseñanza de la Semana


Siete son las características del torpe y siete las del sabio. El sabio no habla de quien le supera en conocimientos; no interrumpe las palabras del otro; no se apresura con la respuesta; hace las preguntas del caso y contesta de acuerdo con la enseñanza tradicional; habla primero de lo que se trató primero, y al fin de lo último; acerca de lo que no tiene informes, dice "no he oído"; admite lo que es cierto. Lo contrario de esto lo hallamos en el torpe.

Pirkéi Avot 5:10


12 de diciembre de 2011

Enseñanza de la Semana


Rabi Yoséi solía decir: Te sea tan valiosa la propiedad de tu prójimo como si fuera la tuya. Supérate estudiando la Torá, que no viene por herencia. Y que todas tus acciones sean para la Gloria del Cielo.
Pirkéi Avot 2:17

9 de diciembre de 2011

LOS "JUDÍOS INDIOS"...


En las altas montañas de México, vive una tribu de unos pocos miles de personas que se llaman "judíos indios". Viven mayormente de la recolección de plantas, pero también tienen algo de agricultu­ra. No comen carne, porque no saben qué animal está permitido desde el punto de vista ritual, y cuál no. A pesar de su pobreza, son muy hospitalarios, como lo fue Abraham en su tiempo. Acerca de su origen cuentan lo siguiente:

Cuando Cristóbal Colón llegó con sus barcos a América, traía, entre sus marineros, muchos marranos, es decir, criptojudíos. En los primeros tiempos, éstos seguían sus costumbres judías en secreto. Pero cuando se introdujo la Inquisición, sus ancestros se escondieron en las montañas y se casaron con mujeres indias, que adoptaron la religión judía. Estos "judíos indios" afirman que son sus descendientes. Son fieles a la ley judía y gozan del aprecio y cariño de sus vecinos. A éstos les gustan sus ritos de tal manera, que eligen sus "hombres de medicina" de entre ellos. Les llamó la atención que la enfermedad y la mortandad entre los judíos son menos frecuentes. Sin embargo, los "judíos indios" no tienen nada que ver con la magia, sino que prestan mucho cuidado a las prescripciones de limpieza y sanidad de la Biblia. Por eso gozan de buena salud.

Pero los judíos del mundo no quieren reconocerlos como her­manos. Afirman, que ellos incorporaron en su ritual elementos cristianos y paganos. Los judíos indios no lo niegan. Durante muchos siglos estuvieron totalmente alejados del mundo judío y nadie pudo enseñarles la religión real y verdadera. Sin embargo, los nutre la esperanza de que el día en que llegue el Mesías, sobre quien recibirían noticias también ellos, serán incorporados en el círculo del pueblo judío.

Aunque los judíos indios viven allá contentos y sin preocupa­ciones, sienten muchas ansias por la tierra de Abraham, Isaac y Jacob. Sus padres les enseñaron a escuchar, día tras día, la voz de los papagayos y el susurro de los arroyos. Así, un día van a percibir de estos murmullos, el mensaje del Mesías.

Hombres, animales y agua hablarán el mismo idioma. Será señal de que el mundo se entiende, y no sólo los seres humanos hablarán el mismo idioma, sino el Universo, todo lo creado por Dios, Y todos van a alabar al Omnipotente en el mismo idioma.

 Cuentos Judíos para Disfrutar del Doctor Esteban Veghazi


El Erudito y el botero




Un Erudito viajaba de una ciudad a otra. En el camino se encontró con un río que debería atravesar. Alquiló un bote y emprendió el viaje. Hablando con el botero, le preguntó: - "Buen hombre, ¿sabes leer?"
Y el botero le contestó: - "No. señor".
"¡Ay de tí, pobre hombre! ¿Qué pasará con tu alma en el otro mundo?"
Pasaron unos minutos y el Erudito le preguntó al botero: - "Buen hombre, ¿sabes escribir?"
"No señor" - le contestó el botero.
"¡Que será de tí en el otro mundo!" - le amenazó el Erudito.
De pronto comenzó un temporal muy fuerte y el viento y la lluvia ya amenazaban con dar vuelta el bote.
"¡Señor!"  - gritó el botero - "¿Sabe usted nadar?" "¡No! -   respondió el Erudito, lleno de espanto.

"Si es así, señor mío, ¡Ay de usted! y ¡ay de su alma ahora mismo!" - dijo el botero.

Moraleja:   Todos sabemos algo importante; por eso no debemos menospreciar a nadie.

Cuentos Judíos para Disfrutar del Doctor Esteban Veghazi

5 de diciembre de 2011

Enseñanza de la Semana


Rabí Eleazar ben Shamúa acostumbraba decir: Que el honor de tus discípulos te sea tan precioso como el de tus colegas; y el de tus colegas, como el respeto a tu maestro; y que el respeto a tu maestro te sea tan precioso como el respeto a Dios.

Pirkéi Avot 4:15


4 de diciembre de 2011

¿Qué es el Talmud?


Un estudioso lee el Talmud durante sus estudios en la sinagoga de Rabí Itzjak Kaduri del 04 de agosto 2004 en Jerusalén, Israel.

El Talmud (התלמוד) es una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, leyendas e historias. El Talmud se caracteriza por preservar la multiplicidad de opiniones a través de un estilo de escritura asociativo, mayormente en forma de preguntas, producto de un proceso de escritura grupal, a veces contradictorio.

Más que de un único Talmud se puede hablar de dos: el Talmud de Jerusalén (Talmud Yerushalmí), que se redactó en la recién creada provincia romana llamada Philistea, y el Talmud de Babilonia (Talmud Bavlí), que fue redactado en la región de Babilonia. Ambos fueron redactados a lo largo de varios siglos por generaciones de rabinos de muchas academias rabínicas de la antigüedad.

El judaísmo considera al Talmud la tradición oral, mientras que la Torá (el Pentateuco) es considerada como tradición escrita. El Talmud extiende, explica y complementa al Tanaj, pero no puede, por definición, contradecir a la Torá. El paradigma de la halajá (‘ley judía’ en hebreo) subordina la autoridad del Talmud a la de la Torá.


El Talmud está dividido en dos partes, la Mishná y la Guemará. La Mishná a su vez esta formada por 6 órdenes (sedarim):

Zeraim. Literalmente: Semillas; es todo lo relacionado a la agricultura en Israel
Moed. Literalmente: Festividad; relacionado con las festividades judías
Nashim. Literalmente: Mujeres; es lo relacionado con las mujeres
Nezikin. Literalmente: Daños; es todo lo relacionado con la ley tanto civil como criminal
Kodashim. Literalmente: Santidades; es lo relacionado a los cultos del templo de Jerusalén
Tahorot. Literalmente: Purezas; es lo relacionado con la pureza ritual.

Existen dos Talmud: El de Jerusalén y el de Babilonia. El sistema de redacción del Talmud consiste en una serie de leyes basadas en la tradición oral de La Torá que fue redactada en un libro llamado (Mishná) a cuyos autores se les conoce como "Tanaim". Ésta es idéntica tanto en el Talmud de Jerusalén como en el Talmud de Babilonia. La Guemará son las discusiones de sabios conocidos como "Amoraim" que explican la Mishná, y sus explicaciones fueron escritas en arameo. En estas explicaciones está la diferencia entre el Talmud de Jerusalén y el de Babilonia, mas las dos llegan a la misma conclusión solo que por caminos distintos.

En cuestión temática el Talmud se divide en Halajá (textos de carácter legal) y Hagadá (parábolas e historias). La tradición oral del Pentateuco transmitida a Moisés está en su mayoría en el Talmud, es por eso que es un libro fundamental de estudio para la religión judía.
Primera Pagina del Tratado de Berajot (2a)
El Talmud se divide en dos partes:

Mishná

La explicación de la misma (conocida como "Guemará").

La Mishná, es la llamada "Torá oral" y contiene los fundamentos de la Torá que se enseñaron oralmente desde Moshé Rabeinu hasta Rabí Iehuda Hanasí, quién la escribió para que esté entre el pueblo por largo tiempo, para que no sea olvidada del corazón de los que la leen y así no se perderá.

Este compendio (la Mishná), a su vez, se subdivide en dos partes:

La ley establecida para ser aplicada,
La ley que fue desplazada por el tribunal y no será aplicada.
Además, fueron transcriptas las discusiones entre los sabios, tanto las opiniones que dan origen a la ley que será establecida, y así también las opiniones que serán rechazadas y otros comentarios.

Y si alguien preguntare ¿Para qué escribió Rabí Iehuda Hanasí cosas adicionales, cuando hubiera sido lo más indicado escribir solo las sentencias finales de la ley? Podrás responderle que los sabios de antaño, cada uno de ellos almacenó en su mente todo lo que estudió, ya sea la sentencia final de la ley, como así también las cosas que no corresponden precisamente a la sentencia final, pero fueron enseñadas por sus maestros.

Y cuando Rabí Iehuda Hanasí compiló los tratados de la Mishná, se vio urgido de escribir también aquellas cosas adicionales que no corresponden a la sentencia final de la ley, para que no haya permiso a aquel que estudió de ellos (de los que dijeron esas cosas que no fueron sentenciadas como ley) de decir: "así y así estudié de fulano".  Y si de todos modos dijere, le podrás responder que no es una ley que fue aceptada. Del mismo modo se dijo en el tratado talmúdico de "Eduiot" ("Testimonios") capítulo 1: ¿Para qué fueron recordadas las palabras de personas individuales entre las del conjunto?. Para que si viniere uno y te dijere: "así y así escuché". Le podrás responder: "Es verdad, pero esas palabras corresponden a tal sabio específico y por consiguiente, es una ley que no ha sido aceptada" (ya que una discusión entre uno contra muchos, la ley se establece según la opinión de esos muchos).

En ciertas ocasiones vamos a encontrar una Mishná que se contradice con otra. Esto se debe, a que Rabí Iehuda Hanasí, en principio, consideró que tal ley debía ser establecida como uno de los sabios, pero luego se retractó y cambió de opinión, sosteniendo ahora, que la ley debe ser establecida como la sentencia dictaminada por otro sabio. Sin embargo, como ya se había propagado en las casas de estudio la Mishná que fue enseñada según la primera sentencia dicha por Rabí Iehuda, y era imposible hacer olvidar de los alumnos la primera Mishná, quedan vigentes ambas, solo que debemos tener en cuenta, que la última es la que se tomará para establecer la ley, ya que representa la idea definitiva de Rabí Iehuda.

Algunas veces hallaremos Mishnaiot que contienen varios temas entremezclados, como en el tratado de "Erubim" (Capítulo 3), donde consta: "Con todo (alimento) realizamos "erubim" (realizar un "erub" - que en plural es "erubim" - significa asociar por ejemplo, dos patios a través de tomar dos alimentos y dejarlos como base de tal asociación, y de esta manera serán como un solo patio y se podrá cargar y trasladar elementos en su interior durante el Shabat) y asociamos (en este caso se refiere a dos pasajes o accesos), (con todo) excepto de agua y sal (los cuales no son aceptados para esta función de asociar o realizar un "erub"). Todo (alimento) es adquirido con dinero del (segundo) diezmo, excepto agua y sal. Quién promete (abstenerse) de alimento, tiene permitido agua y sal". Son temas que tienen en común agua y sal, pero su contenido es totalmente diferente, ya que nada tienen que ver las promesas, con el diezmo o las asociaciones. Esto se debe a que cuando Rabí Iehuda compiló las Mishnaiot, en ocasiones encontró a estas ordenadas, y en otras, las ordenó él según su inteligencia. Y a aquellas que ya halló ordenadas por sabios anteriores, no las cambió, pues rige una obligación consistente en decir lo que se aprendió de su maestro utilizando exactamente el mismo lenguaje. Y la Mishná que citamos contiene temas entremezclados debido a que los sabios de antaño no estudiaban de tratados ordenados como tenemos ahora, sino que entrelazaban temas que tenían algo en común para que sea más fácil de recordar, ya que relacionando cosas hace más fácil su memorización.

También sucede, que en contadas ocasiones el principio de una Mishná (en el Lenguaje talmúdico se llama al principio: "Reisha"), hallaremos una sentencia que se contradice con la sentencia de abajo, es decir, con el final de esa misma Mishná (en el Lenguaje talmúdico se llama al final de la Mishná: "Seifa"). Una situación de este tipo es resuelta por la Guemará (que es la explicación a la Mishná), dando solución a una de las dos partes que se contradicen, y de esta manera queda resuelto el problema. O, puede también la Guemará atribuir la primera sentencia  a un sabio, y la segunda a otro, dividiendo la Mishná en dos partes. Entonces queda todo aclarado, ya que es muy probable que haya dos sabios que no piensen igual, pues cada uno (de ellos) recibió diferente al otro la sentencia de boca de su maestro, y por consiguiente no estudió la otra versión que cita la Mishná.

Mishná proviene del lenguaje "mishné le melej", o sea ‘segundo del rey’, ya que la Torá escrita es el rey, y la oral el virrey. Y también "Mishná" viene de la expresión "shoné" cuya raíz proviene del vocablo ‘estudiar’ (Como está escrito en la sección de la Torá Debarim 6: 7: "veshinantam lebaneja" - esto es: "enseñarás a tus hijos").

Y quienes participan en ella (en los tratados de la Mishná) como autores de su contenido se llaman "Tanaim", porque "Taná" también se refiere a estudiar, solo que ‘Mishná’ es en Hebreo, la Lengua Sagrada, mientras ‘Taná’ es en Arameo, la lengua hablada en ese entonces por el pueblo que se hallaba exiliado en Babilonia. Los ‘Tanaim’ estudiaban y enseñaban la Mishná, y todo era de memoria, ya que estaba prohibido transcribir la Torá oral, pero al ver que la gente se esparcía por la diáspora y ya se vislumbraba que la iban a olvidar (a la Torá oral), decidieron escribirla.

Rabí Iehuda tomó sobre si la ardua tarea de compilar la Mishná y diagramarla en los sesenta tratados que nosotros conocemos. Y recordemos que en sus manos había seiscientos que resumió en la cantidad que mencionamos, como consta en el tratado talmúdico de Jaguigá.

Rabi Iehuda los condensó en la cantidad que dijimos, y a partir de allí, ya nadie tiene derecho a agregar o disminuir, solo se la puede interpretar. Por tal razón cuando se decidió escribir la explicación de la Mishná, que se llama Guemará, obra compilada por Rabina y Rab Ashe, aquellos eruditos que figuran como autores de las distintas opiniones que explican a la Mishná, reciben el nombre de "Amoraim" , ya que "Amorá"  significa interprete, y como dijimos arriba, es por el motivo que cuando se transcribió la Mishná, ya no se permitiría a partir de ese momento sino solamente la interpretación de su contenido.

Debemos saber además, que Rab Ashe, cuando escribió la explicación de la Mishná, es decir, la Guemará, tomó en cuenta cuatro cosas:

Explicar todos los motivos de la Mishná.

Publicar la sentencia final de la ley que salió de boca de los Tanaim y Amoraim.

Incluir los decretos y sentencias que salieron después del deceso de Rabí Iehuda.

Incluir selecciones de disertaciones de los sabios y "agadot" (estudios y relatos recibidos por tradición), que son de mucha utilidad.

También es propicio que tengamos conocimiento acerca de cómo compiló Rab Ashe la Guemará, porque podríamos pensar que lo que le pareció bien ante sus ojos escribía. Sepamos que no fue así, ya que había un Tribunal Supremo ("Beit Din Hagadol"), y allí los sabios discutían sobre las distintas preguntas que se formulaban basadas en la Mishná, y daban su veredicto.

Rab Ashe tomó esos veredictos y lo que escribió era con la autorización previa del Tribunal Supremo, y si ocurriere que los integrantes del citado tribunal no estaban de acuerdo en algo, Rab Ashe no lo podía escribir. Y cuando a Rab Ashe le parecía que la interpretación de tal sentencia era de cierta manera, y la proponía delante del Tribunal Supremo, y estos no compartían esa idea, no podía escribir tal cosa y debía copiar la sentencia tal cual se dictaminaba. (Recordemos que Rab Ashe era "Amorá")

Escribió Marimar y Mor hijo de Rab Ashe: culminaron la Guemará en el año 4265 desde la creación del mundo (año 505 de la era común). Y ochenta años  pasaron desde que comenzaron a compilar la Guemará hasta que la concluyeron. Y desde que fue escrita la Mishná hasta la finalización de la Guemará transcurrieron trescientos y un años.

Tomado y adaptado de:


www.judaismovirtual.com/1_general/mishna.php

Recursos:

http://www.eltalmud.com/

http://halakhah.com/


El Targúm.



Un Tárgum (hebreo: תרגום, plural: tárgumim) originalmente era una traducción al arameo de la Biblia hebrea producida o compilada en el antiguo Israel y Babilonia desde el período de Segundo Templo hasta comienzos de la Edad Media (finales del primer milenio). Targum también significa "interpretación", además de "traducción", por ejemplo en árabe Targem (verbo) quiere decir traducir o interpretar. (Mutargem = "traductor"/"intérprete").

El arameo fue la lingua franca durante cientos de años en las comunidades judías de Israel y Babilonia. Para facilitar el estudio de la Tanaj y hacer más inteligible su lectura pública, se necesitó un texto con autoridad. Como los targumes reflejan la interpretación rabínica (Midrash), claramente huyen de los antropomorfismos, en favor de lecturas alegóricas1 (Maimónides nota esto frecuentemente en su Guía de perplejos). Ambos targumes contienen además de traducciones, notables expansiones midráshicas.

Los dos más importantes targumim para propósitos litúrgicos son:

Tárgum de Onquelos de la Torá (Ley)
Tárgum de Jonathan de los Nevi'im (profetas)

Estos dos tárgumes son mencionados en el Talmud de Babilonia como targum dilan ("nuestro Tárgum"), otorgándoles una especie de oficialidad. En las sinagogas de los tiempos talmúdicos, el Tárgum de Onquelos fue una lectura alternada con la Torá, verso por verso, así como el Tárgum de Jonathan fue leído con la Haftarah (selección de los Profetas). Esta tradicíon es seguida aún en las sinagogas de los judíos mizrajíes yemenitas. Ellos, que son los únicos que continúan usando el Tárgum como texto litúrgico, preservan además la tradición de la pronunciación del arameo de acuerdo al dialecto babilónico.

Además de la función pública del Tárgum en la sinagoga, el Talmud menciona su utilización en el contexto del estudio personal (Berakhot 8a-b). Los manuscritos medievales, a veces presentan los textos hebreos interpolados, verso por verso, con los targumim oficiales. Esta práctica de los escribas, se originó tanto en el uso público como en los requerimientos del estudio personal.

Los dos tárgumes "oficiales" son considerados orientales o babilónicos. Sin embargo, los expertos estiman que se originaron en [Israel]], debido al marcado sustrato del arameo occidental, a pesar de la "orientalización" posterior de los textos.

En la medida en que las comunidades judías dejaron de hablar en arameo, la lectura pública del Tárgum junto con la Torá y el Haftarah fue abandonada. Fue sustituida por la lectura de otras traducciones, como la versión árabe de la Torá de Saadia Gaon (llamado Tafsir). En Yemen cada verso era leído tres veces (en hebreo, arameo y árabe).

El estudio privado con el Tárgum nunca fue completamente abandonado y siguió siendo una fuente primordial para la exégesis; por ejemplo sirvió de fuente a los comentarios de la Torá, de Rashi. El Tárgum es impreso al lado del texto en ediciones judías de la Biblia y las autoridades halájicas propician el uso de traducciones del Targum y de comentarios midráshicos como el de Rasdi, a los idiomas locales, para facilitar los estudios.

Hay varios tárgumes occidentales de la Torá, uno de los cuales fue llamado tradicionalmente Targum Yerushalmi ("Targum de Jerusalén") o "Targum de Palestina". Este fue erróneamente atribuido a Jonathan ben Uzziel, por lo que se le conoce como "Tragum Pseudo-Jonathan". Abunda en paráfrasis y aunque es heterogéneo y de edición tardía (menciona a Mahoma y a Constantinopla, contiene una antigua tradición de hagadá. Un Targum fragmentario, Yerushalmi II, contienen 850 versículos, que mezclan textos antiguos con otros más recientes. En la Géniza de El Cairo fueron encontrados fragmentos de targumim, editados en 1930, que representan tradiciones antiguas. El Targum Neofiti data del siglo II, pero las versiones conservadas contienen múltiples retoques bajo la influencia del Targum de Onquelos.

El Talmud expresamente manifiesta que no hay un Targum oficial de los Ketuvim ("Escritos"), lo cual se explica en principio porque los Escritos no cumplían un papel litúrgico. Además el Talmud (Megilah 3a) dice que Jonathan ben Uzziel quería componer un targum de los Ketuvim, pero "una voz del cielo" (bat kol) públicamente se lo prohibió, para impedir que se revelen las profecías sobre la fecha de la llegada del Mesías. Sin embargo, varios escritos (el libro de los Salmos, Job, Crónicas) tienen targumim originados casi todos en occidente (Palestina), pero la falta de uso litúrgico dificultó su preservación. De Palestina, la tradición de targum de los Ketuvim pasó a Italia y desde allí, durante la Edad Media, a los judíos askenazíes y sefardíes.